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EURATEX y CIE solicitan a la Presidencia de la UE relanzar la industria manufacturera europea

El presidente de EURATEX, Alberto Paccanelli y el presidente del Consejo Intertextil Español – CIE, Pepe Serna, piden a la Presidencia de la UE que desarrolle una nueva estrategia de competitividad que pueda relanzar la industria europea y garantice que seguirá siendo competitiva en las próximas décadas. Esto significa aunar las políticas comerciales y energéticas de ayuda estatal y de sostenibilidad en un enfoque único, integrado y global, que pueda respaldar una industria manufacturera europea sólida y moderna.

Para consolidar una estructura industrial fuerte en Europa, la Unión debería:

1) Asegurar el suministro de energía limpia a un coste competitivo.

2) Apoyar la innovación y fomentar la reserva de talento necesaria.

3) Ser más asertivos a la hora de lograr unas condiciones equitativas a nivel internacional en materia de sostenibilidad, basadas en el modelo europeo.

Durante los últimos años hemos observado la implementación de objetivos incoherentes y contradictorios en las políticas comercial, energética, industrial y de sostenibilidad. De hecho, si bien la economía circular prometía ser una receta para una industria competitiva del futuro, la probabilidad de expulsar a la industria de la UE del mercado e impulsar la inversión fuera de Europa es muy alta. Si este enfoque continuara en los próximos años, el resultado sería una Europa desindustrializada, dependiente de las importaciones del exterior. Una Europa así estaría más expuesta a la agitación geopolítica, sin capacidad para hacer llegar su visión de paz, bienestar y un medio ambiente saludable a sus ciudadanos.

Es fundamental que Europa aplique un conjunto de políticas más coherentes que pongan la competitividad de su industria nacional en el centro. En este contexto, todos los sectores industriales manufactureros deberían estar dentro del alcance, incluida la industria textil, dada su importancia para proporcionar productos y aplicaciones esenciales a nuestra sociedad. Una primera medida de impacto que se puede tomar en esta dirección sería ampliar el alcance de la Ley de Industria Net-Zero (NZIA) para incluir la industria textil y de la confección.

La historia de la industria europea está plenamente entretejida en el nacimiento y expansión de la industria textil europea desde el siglo XVIII. Todavía hoy, la industria textil y de la confección europea ocupa una posición fundamental en el mercado, abarcando una amplia gama de sectores y aplicaciones. En términos de empleo, nuestra industria crea 1,3 millones de puestos de trabajo directos en Europa, integrando una amplia gama de funciones, desde el diseño y la producción hasta la distribución y el comercio minorista. Los textiles europeos tienen una variada linea de usos, siendo las más comunes, por supuesto, la ropa y la moda. Tenemos una larga trayectoria en la producción de prendas de vestir de alta calidad, con varias regiones especializadas en nichos específicos.

Más allá de la confección, existe una amplia gama de sectores industriales en los que los textiles desempeñan un papel esencial, incluidos los de Automoción (utilizados para tapicería, componentes interiores e incluso composites ligeros), Aviación y Construcción Naval (donde se emplean textiles por su ligereza y alta resistencia, por sus propiedades para mejorar la eficiencia del combustible, reducir las emisiones y mejorar el rendimiento general), Edificación y Construcción (aislamiento, techado, geotextiles y textiles arquitectónicos) o Equipos de Protección Personal, para personal médico, bomberos, policía y oficiales del ejército. Esto incluye máscaras, batas, uniformes, cascos y ropa resistente al fuego, garantizando la seguridad en entornos peligrosos.

Los textiles son componentes esenciales de nuestra sociedad y de nuestro bienestar. Es clave para Europa mantener su capacidad de fabricar textiles de alta calidad, sostenibles y de alta tecnología. Teniendo esto en cuenta, la política de competitividad del futuro y los fondos relacionados para apoyarla deberían incluir el ecosistema textil en su alcance.